¿Qué hace tan atractivo al Seguro de Decesos?

Ha sido un proceso de más de 100 años de historia del Seguro español. Unas coberturas no obligatorias, pero muy extendidas, que llegan a cerca del 70% de la población. Con todo, siendo un seguro casi exclusivo de nuestro país, no ha dejado de evolucionar y adaptarse al cliente y sus necesidades.

Lo más importante a considerar de este clásico del Seguro español es su carácter familiar. Podemos asumir que ha sido el primer seguro de esas características que se empezó a comercializar en España, en la primera mitad del siglo pasado. La inclusión de los miembros de un mismo entorno familiar en la póliza de decesos lo hace disfrutar de una concepción orientada al grupo social más básico, la familia, y por lo tanto vincular a todos a la misma compañía. ¿Hay un gancho mejor?

Pero ese núcleo familiar ha ido cambiando a lo largo de 100 años, y por lo tanto el seguro también lo ha hecho. No ha perdido su carácter familiar, pero sí ha necesitado hacer foco en otro tipo de argumentos que le permitieran mantenerse en su nivel de penetración, basando la oferta en la nueva familia y sus estilos y las nuevas necesidades para la vida diaria.

También ha cambiado de forma relevante el rito fúnebre. El proceso de despedida de un ser querido ha ido cambiando con el tiempo, como ha ido cambiando nuestra sociedad, haciéndose más intimo y vinculándose más a los aspectos necesarios para retomar la normalidad de los que quedan aquí y menos en los aspectos de apariencia social que, antiguamente, eran el punto más importante, una vez los españoles recuperaron su nivel de vida posteriormente a la post guerra.

DOS MEJORAS FUNDAMENTALES

En ese contexto, las sucesivas mejoras y adaptaciones del producto de decesos se han ido dirigiendo a dos aspectos fundamentales, adicionalmente a la prestación de un buen servicio fúnebre con sus características tradicionales y sus elementos característicos del rito habitual en España. Esas dos mejoras han ido orientadas a la prestación de servicios adicionales al fallecimiento, y especialmente a los relacionados con los trámites posteriores y necesarios; y, por otro lado, a la utilización de la póliza de decesos en aspectos de salud, asesoramiento, etc., que son disfrutados por la familia a lo largo de la vida de la póliza y sin necesidad de que se produzca un siniestro cubierto por la póliza.

No podemos, ni debemos, olvidar el gran papel de la distribución, que ha sido quien tradicionalmente ha conseguido que el producto llegara a todas las localidades, aportando un asesoramiento cualificado y ayudando al mantenimiento de las pólizas en vigor durante una media de años no alcanzada por otros seguros.

Como se puede ver, es un conjunto de aspectos y beneficios que hacen que esta modalidad de seguro tan española, haya pasado de ser una necesidad económica en el momento de su aparición, como solución a la falta de recursos de la postguerra, hasta llegar a componer un conjunto de soluciones de asistencia en vida sin perder sus características de prestación de servicios fúnebres. Todo un argumento como para que su pasado, presente y futuro, vinculados a la evolución paulatina, le hagan disfrutar de excelentes expectativas.