“La tecnología es clave, pero el conocimiento es indispensable”
A pesar de que la tecnología representa cada vez una mayor ayuda también en campos como el análisis de riesgos, los analistas de carne y hueso son indispensables. Fue algo que se puso de manifiesto en la jornada de Moody’s Analytics, en la que se abogó asimismo por la conveniencia de adaptar distintas métricas del ámbito científico para crear escenarios de impacto climático sobre los activos y los pasivos de las empresas.
Ana María Pérez Ayuso, directora de Moody’s Analytics, mostró algunos de los productos con los que cuenta la agencia, en particular ‘Axis’ y ‘Risk Integrity’. “Se tata de herramientas abiertas, con un alto nivel de personalización”, destacó. A sus características propias hay que añadir los servicios de mantenimiento y actualización permanente y la posibilidad de contar con expertos para ayudar a que la implementación sea lo más ágil posible. La primera de ellas, con más de 6.000 usuarios activos, cubre los procesos actuariales, mientras que ‘Risk Integrity’ se dirige a la implementación de la norma IFRS 17 y se puede integrar tanto con Axis como con otros sistemas.
Pero, ¿cómo lo hacen? Para responder a esta pregunta, Jaume Jardon, también director de la firma, daba paso a otros dos responsables. Etienne Thomas, director asociado, que puso el acento en la importancia de los analistas durante el proceso de evaluación de riesgos: “La tecnología es clave actualmente, pero el conocimiento es indispensable”. Por su pate, Alejandra Alonso, directora, se ha referido al reto que supone conseguir datos que no se han difundido previamente, como puede suceder en el caso de empresas de gestión pública “que no están obligadas a divulgar la información o cuando pequeñas empresas”.
Información no divulgada
Para cubrir este vacío, la entidad ha creado ‘ESG Score Predictor’, un índice que analiza tres puntos de información relativos a cualquier empresa y que incluye la puntuación sobre ESG, transición energética, la gestión de riesgos físicos y huella de carbono “para dar casi el mismo detalle que un analista”. Actualmente, la herramienta ofrece información sobre ESG de más de 400 millones de empresas publicas y privadas. “También desarrollamos un cuestionario para que los modelos sean más predictivos”, adelantó Alonso.
Personalización de informes
La jornada incluía también dos mesas redondas, la primera de las cuales sirvió para exponer diversos casos de aseguradoras para las que la agencia ha personalizado los informes de ESG y de riesgo climático. David Bencomo, puso como ejemplo la forma en la que han ayudado a Securitas (Verisure) a agilizar la integración de proveedores.
Por su parte, Massimiliano Neri, sales regional manager, se detuvo en el sistema que permite identificar y cuantificar el riesgo de cambio climático en los informes de solvencia ORSA (Own Risk and Solvency Assestment) de las aseguradoras: “Hemos aprendido cómo integrar metodología académica y de mercado para calcular el impacto en los activos y los pasivos; se podría hacer con el criterio de un experto, pero siempre sería más arbitrario”.
Indicadores climáticos
La segunda mesa se centró en las herramientas para medir el riesgo climático. Laurent Marescot, experto en Gestión de Riesgos de Catástrofes de Moody’s RMS, explicó que las evaluaciones climáticas de la agencia tienen en cuenta tanto el riesgo de transición como el riesgo físico (en los activos), que a su vez se divide en riesgo crónico (sequías, aumento de la temperatura) y agudo o acute risk (ciclones, DANA, etc.). La base de análisis “es la misma que han estado usando las aseguradoras en los últimos 20 o 30 años”, pero ahora “las métricas las usamos de formas nuevas”, por ejemplo, la simulación de precipitaciones se utiliza “para recalcular el modelo y entender la vulnerabilidad financiera; esto es una evolución sobre el modelo tradicional”, añadió.
La diferencia es que en los últimos cinco o seis años “no solo ha crecido la preocupación en torno al riesgo sino también por su gestión”. Puso otro ejemplo de cómo los conocimientos científicos se pueden trasladar a la gestión del riesgo y mitigarlo, a través del modelo para prever la concentración futura de CO2 creado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.