“En ciberriesgos no hay fronteras; el ciberseguro será un ‘must have’”
Con el objetivo mostrar las últimas tendencias del mercado en cuanto a las bonanzas de la ciberseguridad y la importancia de tener un bono protección en todas las fases de un ciberincidente, Beazley realizó en su jornada un balance del pasado, presente y futuro de los ciberseguros.
Elene Bogaert, International Cyber underwriter de la compañía, abrió la jornada hablando del significativo impacto de la pandemia en 2020, año en el que aumentó el riesgo cibernético dada la aceleración digital a la que tuvieron que adaptarse las empresas. Además, los ciberdelincuentes se aprovecharon de la incertidumbre por la pandemia, con intentos de phishing y grandes casos de ransomware, lo que puso en tensión a los equipos de seguridad de las organizaciones, que buscan proteger los activos digitales y que los empleados tengan herramientas suficientes para hacer su trabajo en remoto fuera de riesgos.
En términos financieros y de seguros, esto hizo que aumentara la importancia de las empresas por protegerse con seguros cibernéticos. También ha llevado a la situación actual de preocupación por parte de los individuos, gobiernos y naciones ante los cada vez más frecuentes y sofisticados ataques, que impactan en distinta dimensión según el tamaño de las empresas y su sector.
Ante este escenario, la UE ha ido introduciendo normas y legislación: en 2018 la ley de protección de datos; en 2022, una nueva directiva de NIS2 (Network and Information System 2); y se está preparando DORA. A esto se suma la aparición de nuevas tecnologías para protegernos, pero también el uso de Internet of Things (IoT) y los servicios en la nube (cloud) “han aumentado la superficie del ataque” y, en consecuencia, las pérdidas en el sector asegurador, pero ha llevado, asimismo, a aumentar la importancia en empresas de asegurarse ante estos riesgos y la demanda de seguros ciber.
De cara a 2023, las tendencias irán en la misma línea y avanzó cinco predicciones: continuará la ciberextorsión y la filtración de datos; la suplantación de identidad seguirá al alza, la Inteligencia Artificial (IA) crecerá, lo que puede ser positivo, pero también negativo; los ataques a las cadenas de suministro continuarán; y el riesgo sistémico. Bogaert concluyó recordando que para limitar este tipo de riesgos y tener suficiente capacidad para afrontarlos y asegurarlos, Beazley ha lanzado el primer bono catastrófico de cyber que garantiza una cobertura de este tipo por encima de siniestros de más de 300 millones.
“Es posible una seguridad mínima y operativa”
A continuación, tuvo lugar una mesa redonda moderada por Carlos Guerrero, Marketing Manager en Beazley, en la que participaron Irene Belda Sabater, Technology and Cyber Risk. FINPRO de Marsh; Damián Ruiz Soriano, presidente Cluster Cyber Madrid; y Clara Bermejo, Associate de Clyde Abogados. En ella, se resaltó que lo que más preocupa es el riesgo sistémico y el riesgo catastrófico y que, en un contexto en el que los ciberdelincuentes tratan de buscar fallos de seguridad, las corporaciones que introduzcan el discurso del ciberriesgo se sentirán más seguras y serán más resilientes. También se confirmó una mayor motivación de los atacantes, pues estamos exponiendo cada vez más sistemas, lo que apunta a que “el panorama no será mejor”.
Desde el punto de punto de vista regulatorio, se destacó la importancia de que las empresas notifiquen los ciberataques con la mayor antelación posible, pues esto permite recopilar más datos y ayuda a determinar quién está detrás de los ataques, y la ciberseguridad es muy dinámica. Además, todo aspecto regulatorio es palanca de ayuda, salvo el sancionador.
También se afirmó que las organizaciones deben quitarse el estigma de sentirse avergonzadas por haber sido atacadas, lo que debe servir como punto favorable para solucionar e implementar acciones y se destacó la importancia de la figura del gestor de riesgos. Sobre las pymes, todos coincidieron en que son “el eslabón más débil de la cadena” por el impacto que tiene en ellas un ciberataque, además de que su presupuesto ciber es más limitado al de las grandes organizaciones, lo que las hace más vulnerables y lleva a que la puerta de entrada de los ciberataques sea mayor, y tienen menos poder de negociación con los ciberdelincuentes. Un dato interesante es que el impacto medio de los ciberataques en las pymes por interrupción de negocio y otros gastos asociados oscila entre 200.00 y 500.000 euros. Otra conclusión fue la importancia de la figura del CISO, cada vez con más responsabilidades y necesario en la mesa del Consejo de Administración.
Finalmente, se avanzaron algunas amenazas que afrontaremos en 2023, en línea con las de los años atrás: el riesgo sistémico, el ramsomware, la doble extorsión o el fraude al CEO. “No veremos algo nuevo demasiado extraordinario, pero sí con más alcance y víctimas, por eso tenemos que centrarnos al menos en contar con las protecciones básicas. El ciberseguro será un ‘must have’ y es posible tener una seguridad mínima y operativa en las empresas, es importante estudiar unos buenos protocolos internos”.