La formación que nos viene en 2023

Javier Barberá
Presidente del Consejo General de Mediadores

La formación en España vive una situación compleja y errática, derivada probablemente de una interpretación anormal de la realidad. Año tras año, parece como si una combinación de ocurrencias e ingenuidades impulsaran a adoptar unas erráticas medidas que no contribuyen a mejorar la calidad de la educación. Los resultados son visibles a corto y medio plazo, comprometiendo la competitividad de varias generaciones.

El mundo del seguro no es ajeno a esta realidad, aunque la especificidad de la profesión hace que los efectos sean más atenuados. El año 2023 será el segundo desde que entrara en vigor el Real Decreto sobre Formación. Una norma necesaria que tiene enormes lagunas. Permite, por ejemplo, la existencia de auténticos chiringuitos formativos, especialmente peligrosos al primar el porcentaje de aprobados fáciles sobre la calidad que se debe exigir a un profesional que asesora, prescribe e informa sobre productos que tienen incidencia directa en la vida y economía de las personas.

Este año, los principales cambios vendrán de la mano de la formación continúa, la especialización transversal y de la lógica criba entre centros, vía calidad. 

La elección de centro va a tener una gran importancia a la hora de acreditar la valoración que en el sector y en el mercado tiene una certificación, de igual forma que existe un ranking de universidades o de escuelas de negocio.

Hasta ahora ha sido un elemento que ha pasado bastante desapercibido, pero que empieza a tener trascendencia. Está ya instalada en los profesionales, y sólo es cuestión de tiempo que llegue al usuario. Los centros recién habilitados deberán invertir en calidad de profesorado y contenidos si quieren evitar que la posible ventaja del efecto cambio de normativa se diluya en el tiempo. En el fomento de la calidad formativa la Dirección General de Seguros juega un papel determinante. La autorización administrativa, la supervisión de contenidos y la imprescindible inspección son atribuciones indelegables que asientan la confianza del consumidor. Crea gran confusión observar cómo demasiadas personas informan y prescriben seguros cada día desde oficinas postales, concesionarios de autos, empresas de telefonía o entidades bancarias, sin la obligada titulación.

Competencias transversales

En cuanto a la formación continúa, la exigencia de cumplimentar al menos 25 horas anuales abre una puerta importante a la mejora personal. No obstante, desde el momento en que los contenidos son menos importantes que las horas lectivas y el certificado, corremos un riesgo evidente de trivialización. De nuevo 2023, deberá actuar como cedazo para separar lo importante del mero cumplimiento. Es una oportunidad para trabajar las denominadas competencias transversales, básicas para cualquier empleo y posición: liderazgo, trabajo en grupo, negoción o la siempre obvia y por evidente ignorada asignatura de comunicación oral y escrita.

El mundo del Seguro se basa en la confianza, que a su vez se asienta en la experiencia, los conocimientos técnicos y las habilidades relacionales. En el año que ahora empezamos va a seguir el proceso de especialización más allá del propio asesoramiento en seguros. El objetivo que nos fijamos los Colegios de Mediadores pasa por integrar las exigencias de eficacia y eficiencia que imponen los mercados competitivos con la tendencia hacia una mayor intelectualización del trabajo. Esa nueva profesionalización se expresa en la Mediación por una mayor demanda de cualificaciones formales y de niveles de formación más elevados, especialmente en asesoría financiera, sectores industriales y gestión empresarial. También por la creciente exigencia de un usuario, que, en coherencia con los cambios observados en otros sectores y actividades, requiere similares estándares de servicio, calidad y respuesta rigurosa a sus necesidades.