Ya nos vale

Juan Manuel Blanco
Director Editorial de INESE
@JuanMaBlancoG

Me parecen preocupantes algunas cuestiones que están afectando/implicando al sector en este retorno de vacaciones. Creo que soy poco sospechoso de no defender a la industria aseguradora como aportadora de valor y riqueza a la sociedad en su conjunto y a los ciudadanos en particular. Es lo que pienso y lo que voy a seguir haciendo. Igual que voy a seguir diciendo que, aunque comprendo las razones de fondo de las políticas tan superagresivas de precios que siguen algunas entidades, no las comparto y que su repercusión futura, a todos los niveles, no es buena. 

Es una de las razones de fondo de lo que está ocurriendo con muchos proveedores. ¿Cómo es posible que el Seguro tenga ahora en ‘pie de guerra’ a la vez a grúas, talleres de reparación, médicos, empresas de asistencia y servicios, peritos, abogados y un buen número más de colaboradores necesarios para su actividad? La respuesta es fácil: se les ha apretado demasiado y sus honorarios distan muy mucho de su retribución normal de mercado. Me vale el argumento de que, como colaboradores habituales, dado que se les garantiza una carga de trabajo, debe haber unas tarifas especiales. Pero eso no justifica, por ejemplo, ni precios por debajo de los costes (disparados ahora con la inflación y los problemas de suministro) ni retribuciones ‘topadas’ desde 1990, como se quejan los médicos.

He oído ya algunas ‘campanas’ de entidades que están preparando sus presupuestos de 2023 contemplando nuevos ‘sacrificios’ a sus proveedores. En algunos casos mientras preparan o lanzan campañas de nuevo con primas a precio de saldo o regalo de coberturas. Estaría bien saber si en su revisión y análisis de gastos superfluos contemplan, además, la supresión de coches de empresa (o al menos de modelos lujosos y caros), la prohibición absoluta de viajes en ‘business’ y la limitación de los mismos al mínimo imprescindible o la contención en las comidas de empresa y en bonos de cuantías espectaculares (mientras a la vez se firman nóminas mileuristas para jóvenes licenciados, con excelente preparación académica). ¡Y qué decir de los viajes de incentivos a personal distinto del propio, a quienes ya se paga sustanciosas comisiones cuando no se les ayuda con otras prebendas! 

Posiblemente más de uno me replique que todas estas cuestiones vienen de hace tiempo, que se está en camino de reordenación y que poco a poco irán desapareciendo. Bien. Pero le recordaré que vivimos un mundo diferente al de antes, en el que ahora todo va muy deprisa y donde se supone que nos preocupa mucho la RSC. Le reconoceré que es cierto que el sector está muy implicado en ayudar a la sociedad (como demostró durante la pandemia con la iniciativa sectorial desarrollada con el liderazgo de Unespa) y a las personas (buenísima la iniciativa de muchas entidades de ayudar a sus empleados con una paga extra que les permita afrontar la inflación), así como la rapidez de actuación que demuestra en siniestros como el volcán de La Palma, los incendios forestales de este verano o las lluvias torrenciales. 

También trataré de hacerle reflexionar: hace un tiempo Fundación Mapfre nos mostraba en un vídeo lo que podría ser un mundo sin seguro. A mí me encantó. Sobre esa base propongo otro: ¿es posible un mundo sin proveedores de servicio del Seguro? Y, entonces, ¿quién va a solucionar los problemas/siniestros de los asegurados?

Nota: en la edición en papel, de forma errónea, se señalaba que el autor del vídeo sobre un mundo sin seguro era Unespa; en realidad fue Fundación Mapfre.