Como no podría ser de otra forma, la principal variable que marcará el desarrollo del mercado asegurador en 2021, y toda la actividad económica mundial en general, es la evolución del Covid-19. En este sentido, la valoración de los efectos ha ido variando a medida que la pandemia ha seguido su propio curso: de un evento grave y traumático, pero acotado en el tiempo, como fue el primer confinamiento exhaustivo, y la previsión de “recuperación en V” de la economía, hemos pasado a una situación de convivencia endémica a largo plazo, donde persiste la incertidumbre sobre si prevalecerá el dominio de la tecnología humana (vacunación) o la fuerza incontrolable de la naturaleza (mutaciones de virus).

Las aseguradoras tendrán que reformular sus políticas de inversión

Las previsiones económicas son de una recuperación progresiva, donde la incógnita no es tanto si el ejercicio 2021 se cerrará en positivo, sino cuándo se recuperará por completo el 11% de reducción económica sufrida en 2020 en relación al 2019.

El sector asegurador ha decrecido menos que la media de la economía global en esta crisis, al igual que en la anterior, y seguramente crecerá también por encima de la media multisectorial en los próximos años, pero será en base a un esfuerzo muy elevado. No podemos obviar la transformación global de los modelos de consumo y del perfil del cliente, y el impacto que esto supone de inversión y adaptación para todos los actores del mercado.

Esfuerzo asimétrico

El esfuerzo será asimétrico en función de los ramos: Salud, por ejemplo, sigue siendo un motor de crecimiento, pero deberá integrar de forma intensiva los servicios de telemedicina y otros complementos. Automóviles tendrá que alinearse con la transformación global que afecta a los fabricantes, desde el coche cada vez más autónomo a los modelos de suscripción y carsharing. Vida y Decesos seguirán buscando la forma de resolver el reto del severo impacto que produce en sus cuentas, ya no sólo la pandemia, sino la proyección de tipos de interés en negativo a muy largo plazo.

Y, en general, lo más destacable de las tendencias de 2021 será la consolidación de nuevos productos y coberturas aseguradoras adaptadas a las nuevas necesidades (en particular con un muy relevante incremento de todo lo relacionado con los ciberriesgos) y la adaptación del perfil de riesgo de las inversiones financieras de las entidades, en busca del imprescindible complemento al resultado técnico que se pueda conseguir con el rendimiento de las inversiones en el resultado no técnico. 

Esto no significa que las aseguradoras vayan a invertir en criptomonedas, pero sí que necesariamente reformularán sus políticas de inversión, autorizando nuevos límites de tolerancia en la composición de activos, para acomodar instrumentos de inversión que permitan alcanzar rentabilidades más altas de las que se pueden obtener en una cartera clásica de renta fija.  I

José Martínez Talavera.