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Hace unas décadas, lo que el común de las personas entendía por robotización y automatización estaba relacionado con la ciencia ficción. El desarrollo tecnológico y la extensión de sus aplicaciones al entretenimiento y a las tecnologías de la información ha acercado este sector al conocimiento popular, por no hablar de aplicaciones espectaculares como las de los drones o los incipientes coches autónomos. Ahora bien, su punto fuerte es la industria 4.0 y todos los casos de uso que cambiarán nuestro modo de vivir en un futuro cada vez más próximo.
La llamada “cuarta revolución industrial” o “industria 4.0” se basa en sacar todo el partido posible a los avances en tecnología y digitalización de las últimas décadas, principalmente en robótica y automatización de procesos. Como las anteriores revoluciones industriales, se espera que sus efectos modifiquen radicalmente el modo en el que las personas vivimos, trabajamos, hacemos negocios y hasta nos organizamos socialmente.
El propio concepto de robotización se refiere al proceso por el que se sustituye al ser humano en determinadas tareas que puede desarrollar eficientemente una máquina. Por su parte, en la automatización es la tecnología (el software) la que realiza tareas que hasta entonces ejecutaban las personas (normalmente, las más repetitivas). Ambas ideas, por tanto, tienen un relevante efecto en la vida de las sociedades y en su organización productiva.
En los últimos años, la robótica ha ampliado el concepto de robot más allá de la entidad física (la máquina) y se entiende por tal cualquier entidad autónoma que pueda interactuar y realizar tareas de humanos -–como es el caso de los bots–. La automatización de procesos se basa en el uso de programas y aplicaciones para realizar procedimientos sin necesidad de intervención humana.
El fin último de ambas tecnologías será, así, que los seres humanos se puedan centrar en actividades más creativas, de análisis o de planificación, mientras las máquinas (físicas o virtuales) se encargan de las tareas repetitivas o de menor valor, como, entre otras:
Se puede decir que el mercado de la robótica y la automatización está viviendo un momento dulce y con muy buenas expectativas. Según un informe de la empresa de investigación de mercados Forrester Research, el volumen de negocio mundial del sector de la automatización podría alcanzar los 134.000 millones de dólares este mismo año.
Solo en el caso de los robots industriales (especialmente gracias a los robots colaborativos y autónomos en fábricas inteligentes), su implantación se ha triplicado en la última década y se espera un crecimiento del 12% anual durante los próximos cinco años, alcanzando un valor estimado de 31.000 millones de dólares en 2025, como cita un informe de Markets & Markets.
En cuanto al futuro próximo, las previsiones de crecimiento para la próxima década apuntan a un incremento exponencial y señalan que los ámbitos en los que más se aplicarán la robótica y las automatizaciones serán los de la energía renovable y la salud, con avances específicos en microelectrónica y los ordenadores (90%) y los robots industriales y sistemas automáticos de trabajo (89%),
En términos de facturación, este incremento de la implantación de robots y automatizaciones supondrá que, hacia 2026, el mercado global alcance los 74 millones de dólares, frente a los casi 28 de 2020, lo que supone una tasa de crecimiento compuesta anual del 17,45%.
Cualquier avance tecnológico que permita profundizar en el análisis de datos es un activo para el sector asegurador, y en este campo, la automatización de procesos y la inteligencia artificial han aportado mucho valor.
Por otra parte, algunas voces han señalado que el uso de inteligencia artificial –virtual o en máquinas- entraña incertidumbres para el Seguro, en la medida en que podría dotar a los clientes de herramientas que les permiten diseñar y contratar los seguros que necesite. Por ejemplo: el reconocimiento facial, las aplicaciones de monitoreo de salud en tiempo real, los drones que controlan el estado de las cosechas, de los inmuebles…
Es probable que la extensión de la inteligencia robótica suponga, a corto plazo, cambios interesantes en el sector difíciles de valorar mientras se producen. Mientras tanto, el empleo de robots conversaciones y el análisis de datos están permitiendo una mejor atención a los clientes y un uso más preciso de la inteligencia de negocio.
Según la firma consultora Mordor Intelligence, el mercado mundial de robótica se encuentra segmentado por criterios como:
Por otra parte, según un estudio de 2021 de la Federación Internacional de Robótica, la densidad media global de robots en las industrias manufactureras de todo el mundo ha aumentado hasta los 126 robots por cada 10.000 empleados.
El sector económico que, tradicionalmente, más implementa soluciones de robótica y automatización es el de la industria automotriz. En los últimos años, han tirado de esta demanda las necesidades de las fábricas de automoción de mejorar su capacidad de automoción, especialmente en países con economías emergentes, según el informe World Robotics de la Federación Internacional de Robótica.
Además, la industria de la electrónica aumentó sus instalaciones en 2021 un 21%, con lo que alcanzó el primer puesto entre los usuarios de la robótica y las automatizaciones.
Otro de los sectores que sacan más partido de la robótica es el de la logística. De hecho, los expertos esperan que en breve se dupliquen las instalaciones de automatización robótica en almacenes de todo el mundo.
A la vez, nuevos factores impulsan el crecimiento del mercado de la robótica. Uno de los más relevantes para este incremento ha sido la demanda de tecnologías robóticas para operar en trabajos de limpieza y desinfección, principalmente como consecuencia de la pandemia de Covid-19. Paradójicamente, en 2020 se vivió un parón en la demanda de soluciones de automatización, debido a la caída de la actividad industrial. Un año después, la demanda se ha disparado hasta alcanzar niveles históricos
Otro sector que incrementó su uso de robots y de automatizaciones ha sido el de las empresas que transportan y entregan alimentos y otro tipo de productos, como medicamentos, en lo que se conoce como logística de última milla.
El estudio de la Federación Internacional de Robótica destaca especialmente la recuperación del mercado en el continente europeo, ya que en 2021 se consiguió batir el récord de instalaciones de 2018. En Europa, el primer cliente sigue siendo la industria del automóvil, aunque otras como la del metal, la de la maquinaria, la de los plásticos o la de los productos químicos han aumentado notablemente su demanda.
En España, el sector está representado por la Asociación Española de Robótica y Automatización (AER), creada en 1985 que agrupa a los principales actores del mercado de la automatización y la robótica industrial, de servicio y educativa. Entre sus 108 socios y 21 colaboradores se encuentran fabricantes, distribuidores, ingenierías, integradores, centros tecnológicos, startups, universidades, centros de formación y empresas usuarias.
Según un informe difundido por AER, en 2020 España se encontraba en el cuarto puesto en cuanto a instalaciones en el mercado europeo de la robótica industrial, después de Alemania, Italia y Francia; y en el décimo puesto mundial. De hecho, la densidad de robots instalados en España es de más de 200 por cada 10.000 trabajadores, notablemente superior a la media mundial.
Para alcanzar estas cifras, el sector económico que lidera la adopción de soluciones robóticas en nuestro país es la automoción (como segundo fabricante de vehículos en Europa), con un 38% de las instalaciones; le siguen la industria del metal (19%), la alimentación y las bebidas (18%).
Entre las principales empresas del mercado español en 2022 se encuentran: EDS Robotics; Inser Robótica; Aritex; Omro; Ingenersun; CYO; Element Logic; Sadako Technologies; Pal Robotics; Macco Robotics; Adele; Aura Robotix; Erle Robotics; y UAV Navigation.
Si es obligatorio asegurar los vehículos que utilizamos en el día a día, parece sensato pensar que las máquinas robóticas, en las que delegamos cada vez más funciones de precisión y seguridad –desde la sanidad a las labores industriales o tareas de salvamento en situaciones extremas-, cuenten con seguros mínimos.
Hace 7 años, la UE creó un grupo de trabajo para abordar el diseño de un seguro obligatorio para robots. La idea fundamental se basa en las interacciones entre seres humanos y máquinas con inteligencia artificial. El hecho que incitó al estudio de este campo fue la muerte, en 2015, de un operario de Volkswagen cuando un robot de la cadena de montaje no detectó a tiempo que la persona se encontraba dentro de un vehículo. Si se tiene en cuenta que, en esas situaciones, la máquina está cumpliendo las funciones de un trabajador, parece evidente la necesidad de contar con normas claras sobre responsabilidades civiles en el uso de robots, no solo en la industria, sino también como los inminentes vehículos autónomos, los drones o los robots dedicados al cuidado de las personas.
El conocido financiero Warren Buffet señaló hace cinco años que el sector de los seguros podía encontrar en la expansión de la robótica una de sus mayores amenazas, si no se dirimían las dudas que levantaba el uso de inteligencia artificial en los vehículos autónomos.
En esas mismas fechas, 2017, la Eurocámara presentó las normas de derechos civiles sobre robótica, con el fin de completar la normativa europea con aportes sobre sus implicaciones sociales, médicas y bioéticas. Estas directrices supondrían la necesidad de contar con una clara identificación de las máquinas inteligentes, una especie de DNI, en un registro europeo que permitiera asegurar el control humano sobre los robots, su uso legal y la protección de los datos que recoja. Estas condiciones, que asegurarían el control ético y civil de las máquinas, no han sido bien recibidas por la Asociación Robótica Europea porque la burocracia que exige supondría un freno al desarrollo del sector.
Todos los pronósticos avanzan un desarrollo notable en el ámbito del sector de la robótica y las automatizaciones. Tanto las firmas consultoras como los investigadores de la IFR han analizado cuáles son las principales tendencias que marcarán este crecimiento:
Uno de los retos del sector tiene que ver con la imagen social de que la robótica elimina puestos de trabajo de las personas. Según los expertos, parece evidente que, en el mundo industrializado, las aplicaciones de la robótica y la automatización contribuirán a la desaparición de puestos de trabajo humano. De hecho, McKinsey Global Institute (MGI) ha estudiado los efectos de la incorporación de los robots en la industria y asegura que para 2030, solo en Estados Unidos ocuparán hasta el 33% de todos los puestos de trabajo.
Sin embargo, no todos coinciden en que cada persona desplazada de alguno de esos puestos acabe en el desempleo, ya que el propio proceso de desarrollo de la llamada industria 4.0 exigirá la contratación de numerosos perfiles profesionales relacionados con la automatización, por ejemplo. Puede servir como ejemplo el desarrollo de internet como canal de comunicación y negocios que, si bien pudo desplazar empleos tradicionales, ha ido creando sus propios perfiles profesionales y sus yacimientos de empleo.
Una de las personas célebres que ha reflexionado sobre los efectos de la entrada de la robótica en la espera del trabajo de las personas es el filántropo y ex presidente de Microsoft, Bill Gates, quien ha propuesto como solución puntual que “los robots paguen impuestos” que permitan crear una renta básica para personas en paro y para financiar su reconversión profesional.