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Josu Martínez Martínez
Perito de Seguros y Vicepresidente de la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de Averías (APCAS)
En la lucha contra el fraude al Seguro hay varias fases. La figura del perito de seguros participa en todas ellas.
Dejando claro desde el principio que todas ellas están interrelacionadas, la primera es la fase de prevención. Es esencial, ya que condicionará cómo se comportará la actividad fraudulenta con posterioridad. Se desarrolla, por un lado, a nivel sectorial y es común para todas las aseguradoras, principalmente mediante mensajes y campañas, y por otro desde las propias aseguradoras, estableciendo una fase preventiva a medida de cada organización.
Aunque en la fase de prevención no está comúnmente reconocida la intervención del perito de seguros, realmente tiene una gran importancia, ya que de la cantidad en que se produzca su presencia y de su actividad dependerá un importante volumen de fraude, que se frenará y se evitará. Se puede afirmar que la simple presencia de un perito en la evaluación de daños en un siniestro ya supone un ahorro, pues el conocimiento de su existencia condicionará el importe de reclamación por parte de asegurados, reparadores o talleres, frente a los casos en los que se conoce que no intervendrá perito en el desarrollo de la indemnización. Para los casos de fraude es igual. Alguien que sufre un siniestro o que está ideando fingirlo para estafar al seguro, no actuará igual, dependiendo si sabe que intervendrá un perito de seguros o no.
La actividad del perito de seguros en la fase de prevención se centra en dos tipos de actuación, siendo el primero de ellos la inspección del riesgo en la fase previa al aseguramiento.
En todos los casos en los que la inspección al riesgo la realiza un perito de seguros existirán más posibilidades de encontrar irregularidades que sean propicias a cometer fraude, ya que él conoce los factores de siniestralidad de los riesgos, los cuales influyen directamente en el tipo de siniestros que se pueden producir. Un ejemplo son los daños ocultos o recurrentes, difíciles de detectar si no es por un profesional de la Pericia.
Otra actuación pericial que influye en la prevención es la frecuencia con la que una aseguradora cuenta con peritos de seguros en la resolución de siniestros. Así nos encontramos que los fraudulentos en muchas ocasiones seleccionan su víctima entre las aseguradoras, siendo para ellos un destino apetecible aquellas que tienden a contar en menor medida con la intervención de un perito de seguros.
Con todo, es cierto que las principales fases en las que el perito de seguros adquiere un especial protagonismo son la de detección y la de verificación. Así, nos encontramos que la fase de detección es en la que más recursos se invierte. Descubrir dónde y cuándo se produce el intento de fraude es el quebradero de cabeza de cualquier aseguradora.
En los últimos tiempos ha adquirido una importancia relevante la irrupción de los sistemas de Big Data y de la Inteligencia Artificial (IA) en la lucha contra el fraude. El cruce masivo de datos en pocos segundos que se realiza a través de los primeros está permitiendo conseguir alertas de fraude que hace escasos años no era posible obtener. Estas alertas, correctamente analizadas por personal especializado, permiten discriminar falsos positivos y detectar posibles casos de fraude que deberán ser verificados. La IA está interpretando patrones que ayudan a detectar más casos de intentos de fraude.
Pero a estos nuevos métodos de detección hay que añadir el omnipresente del obtenido por el perito de seguros durante su intervención pericial. Como demuestran los datos ofrecidos por ICEA en su estudio anual del fraude al seguro, la intervención del perito de seguros supone el mejor método de detección de fraudes. Casi la mitad de los fraudes detectados se consiguen a través del perito de seguros. El gráfico adjunto demuestra los resultados de la intervención pericial al respecto. Podemos por tanto afirmar que el perito de seguros sigue siendo la mejor herramienta antifraude que existe hoy en día en el sector asegurador.
Pero, sin duda, la última fase es la definitiva. Como decía al principio, al estar todas las fases interrelacionadas, de poco sirve realizar labores de prevención y detección si finalmente no logramos llegar a unas conclusiones contundentes y acertadas. Hoy en día se obtienen mayor número de indicios y alertas, que correctamente tratadas y analizadas permiten detectar un elevado número de casos de intento de fraude. Ahora bien, de poco o nada nos sirve detectar un fraude si luego no va acompañado de una labor final de verificación que permita las mencionadas conclusiones.
El principal profesional encargado de verificar los posibles fraudes es el perito de seguros, el cual, tras una metodología adecuada, llegará unas conclusiones finales que se plasmarán en un informe técnico. Informe que deberá estar estructurado de manera ordenada, de forma que se pueda presentar el trabajo realizado, explicando el objeto de informe, los capítulos necesarios para informar sobre las gestiones realizadas, que permitan finalizar con las conclusiones del estudio realizado, junto con el juramento del perito, cláusula nº 2 del artículo 335 de la Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil.
Todos los daños rehusados en un siniestro deben ser explicados de la mejor manera posible a los asegurados, como recomienda la patronal del seguro, UNESPA, incluso facilitando en muchos casos los informes periciales a los interesados, lo que supone que estos deban ser cada vez más claros y precisos, lo que requiere una mejora en la especialización y una mayor dedicación. Algo que debe ser adecuadamente reconocido por el sector asegurador.