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El Reaseguro ha mostrado una dinámica cambiante en 2024. Aunque el ciclo de precios ha comenzado a suavizarse, las oportunidades de crecimiento en áreas emergentes como el ciberespacio y las energías renovables ofrecen un potencial significativo para el sector. Eso sí, las reaseguradoras deberán seguir siendo ágiles y adaptarse a un panorama de riesgos en constante evolución, mientras gestionan cuidadosamente su exposición a los riesgos climáticos y otros desafíos globales.
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Guy Carpenter describe la fase actual del Reaseguro como la de un mercado en “transición”. Durante las renovaciones de mitad de año, se observó una tendencia a la baja en los precios ajustados al riesgo, particularmente en los estratos medio y superior. Esta bajada ha permitido a los compradores ampliar sus programas de cobertura, beneficiándose de una mayor capacidad para absorber riesgos.
Es un momento caracterizado, además, por la mejora de la rentabilidad de las reaseguradoras, lo que ha llevado a una mayor utilización de capital para cubrir riesgos catastróficos en Daños.
Sin embargo, esta transición no ha estado exenta de retos. Aunque los precios han caído en ciertos segmentos, se espera que la demanda de cobertura continúe siendo elevada hasta 2025, siempre que los precios y la capacidad se mantengan en equilibrio. Las reaseguradoras están cada vez más presionadas para encontrar un punto de equilibrio entre ofrecer tarifas competitivas y mantener la rentabilidad, algo que ha sido posible gracias al aumento de la rentabilidad en 2024.
El análisis de A.M. Best refleja que las reaseguradoras han conseguido rendimientos por encima del coste de capital en 2023, una mejora notable después de varios años difíciles. Este desempeño ha sido facilitado por el endurecimiento de los precios y una mayor disciplina en la suscripción de riesgos, lo que les ha permitido compensar las elevadas expectativas de siniestralidad debidas a la inflación y a otras tendencias en desarrollo.
Este entorno de mercado más riguroso ha permitido a las empresas fortalecer su posición financiera, lo que se traduce en una capacidad mejorada para rentabilizar su capital. El hecho de que el sector haya alcanzado este punto es significativo, ya que durante varios años no se había logrado cubrir el coste del capital, lo que generaba dudas sobre la viabilidad a largo plazo del sector. Ahora, las reaseguradoras parecen estar en un camino más sostenible.
Además, el mercado también ha visto un crecimiento en el uso de bonos de catástrofe, un instrumento financiero que ha ganado popularidad entre los inversores que buscan diversificar su exposición al riesgo en un entorno de bajas tasas de interés. El récord en la emisión de bonos de catástrofe registrado en 2024 refleja un cambio estructural en el mercado, donde los inversores están más dispuestos a asumir riesgos en un contexto de mejora en las condiciones de mercado.
Otra tendencia destacada es el crecimiento del capital dedicado al Reaseguro. Según A.M. Best, el capital total en el sector aumentó un 7% en 2023, alcanzando los 568.000 millones de dólares, con un crecimiento aún mayor previsto para 2024. El capital tradicional, que creció un 14%, sigue siendo la mayor fuente de recursos para el sector. Este aumento de capital ha sido impulsado por una combinación de beneficios no distribuidos y la reducción de las pérdidas por inversiones a precios de mercado. En resumen, el sector está bien posicionado para manejar un nivel razonable de pérdidas, a pesar de la creciente incertidumbre económica y climática.
Además, la expansión en sectores emergentes, como los seguros cibernéticos y los proyectos de energías renovables, ha generado una demanda creciente de cobertura de reaseguro. Swiss Re, por ejemplo, ha identificado estas áreas como claves para su futura expansión, debido a la creciente necesidad de gestionar los riesgos asociados con la transición energética y la digitalización global (reaseguro).
Este crecimiento en el capital subraya la capacidad del sector para absorber grandes pérdidas sin comprometer la estabilidad financiera. Con un capital robusto, las reaseguradoras están mejor preparadas para enfrentar eventos catastróficos, lo que proporciona mayor seguridad a las empresas y economías que dependen de sus servicios.
Este crecimiento en el capital subraya la capacidad del sector para absorber grandes pérdidas sin comprometer la estabilidad financiera. Con un capital robusto, las reaseguradoras están mejor preparadas para enfrentar eventos catastróficos, lo que proporciona mayor seguridad a las empresas y economías que dependen de sus servicios.
La transición hacia la IFRS 17, la nueva norma contable que reconfigura cómo las aseguradoras y reaseguradoras reportan sus resultados financieros, ha sido uno de los mayores desafíos del sector en los últimos años. La adopción de este nuevo estándar es especialmente crítica para las reaseguradoras, ya que sus resultados dependen en gran medida de la capacidad de medir con precisión los riesgos y las pérdidas a lo largo del tiempo. Las empresas están teniendo que adaptar sus sistemas contables y sus metodologías de análisis para cumplir con los nuevos requisitos, lo que puede resultar en inversiones significativas en tecnología y recursos humanos.
El año 2024 ha sido testigo de varios eventos catastróficos naturales que han afectado significativamente a la industria aseguradora y reaseguradora. Según el informe de Munich Re, las pérdidas totales por desastres naturales en el primer semestre alcanzaron los 120.000 millones de dólares, una cifra que, aunque inferior a la de 2023, sigue siendo considerablemente superior a los promedios de los últimos diez y treinta años. Esto refleja la creciente frecuencia y severidad de los desastres climáticos.
Las inundaciones catastróficas, tormentas severas y terremotos han sido los principales responsables de estas pérdidas. El terremoto de Japón, ocurrido el pasado 1 de enero, fue el desastre más costoso, generando pérdidas aseguradas de 2.000 millones de dólares y pérdidas económicas totales de 10.000 millones. Las inundaciones en diversas partes del mundo, especialmente en regiones densamente pobladas, también contribuyeron significativamente a las reclamaciones por pérdidas.
Este patrón de eventos pone de manifiesto la necesidad urgente de estrategias de mitigación de riesgos más robustas. Las aseguradoras y reaseguradoras están cada vez más expuestas a los riesgos climáticos, que están evolucionando más allá de los “peligros pico” tradicionales, como huracanes y terremotos. Ahora, tormentas menos potentes, pero más frecuentes, incendios forestales e inundaciones están generando impactos financieros elevados y sostenidos.
La creciente tendencia de eventos climáticos extremos genera preguntas sobre la capacidad del sector para absorber las pérdidas a largo plazo, especialmente dado el contexto económico global de alta inflación y volatilidad. Estos fenómenos plantean desafíos no solo a la suscripción de pólizas y la gestión del riesgo, sino también a la estructura de precios, que deberá ajustarse a medida que los riesgos climáticos secundarios (como tormentas e incendios) aumenten en frecuencia y gravedad.
Además, un aspecto crítico es la infraseguridad en regiones vulnerables. Muchas de las pérdidas no están cubiertas por seguros debido a la falta de acceso o asequibilidad de pólizas en algunas áreas. Esto aumenta la presión sobre las aseguradoras para encontrar soluciones más inclusivas y asequibles, lo que llevará al crecimiento de productos de seguros especializados, como los seguros paramétricos, que pueden ofrecer cobertura más flexible en zonas de alto riesgo.
Aon Reinsurance Solutions sigue siendo el mayor bróker de reaseguros del mundo en base a los ingresos de 2023 y la primera mitad de 2024, superando a su competidor más cercano, Guy Carpenter. Gallagher Re ocupa el tercer lugar, completando el ‘Top 5’ Howden Re y BMS Re.
Se espera que los grandes corredores de reaseguros sigan aumentando sus ingresos debido a la alta demanda de reaseguros, mientras que algunos de los corredores más pequeños están preparados para aumentar su facturación y ascender en la clasificación gracias a sus adquisiciones de equipos, construcción de plataformas y crecimiento de la empresa.
El cambio climático sigue siendo una de las principales preocupaciones del Reaseguro. Las pérdidas relacionadas con los eventos climáticos son cada vez más significativas y volátiles, lo que ha llevado a las reaseguradoras a adoptar una mayor cautela en la suscripción. Según Fitch, las grandes reaseguradoras han endurecido los términos y condiciones para limitar su exposición a riesgos climáticos secundarios, como incendios forestales, tormentas más pequeñas y otros fenómenos menos notorios, pero igualmente devastadores.
Este cambio es necesario para mantener la estabilidad financiera de las empresas en un contexto de creciente exposición a riesgos climáticos. Las reaseguradoras han comenzado a reducir sus coberturas en los niveles inferiores de protección frente a desastres naturales, manteniendo su enfoque en los eventos más graves. Esto ha dejado a las aseguradoras primarias con retenciones de riesgo más elevadas, lo que podría traducirse en mayores costos para los consumidores y empresas que buscan protegerse contra desastres naturales.
S&P Global señala que, aunque el aumento de los siniestros relacionados con el cambio climático es una tendencia preocupante, es poco probable que estos eventos desencadenen acciones negativas de calificación a medio plazo. Sin embargo, la creciente frecuencia y gravedad de los siniestros sugiere que las aseguradoras deberán ajustar sus estrategias de suscripción para seguir siendo competitivas y rentables en un entorno de riesgo cada vez más complejo.
Además, el cambio climático está elevando los costos de los seguros y ampliando la brecha de protección en muchas regiones. Este fenómeno, conocido como “infraaseguridad”, afecta particularmente a las áreas más vulnerables a desastres naturales, donde la falta de acceso a seguros asequibles deja a las comunidades expuestas a pérdidas catastróficas. Para cerrar esta brecha, se han propuesto soluciones como el seguro obligatorio en algunos países y la intervención gubernamental para garantizar la accesibilidad a las primas. A largo plazo, estas medidas podrían aliviar la presión sobre las aseguradoras y mejorar la resiliencia de las economías afectadas.
El Reaseguro enfrenta un 2025 optimista pero con moderación. Según Fitch, el ciclo de precios ha alcanzado su punto máximo, lo que podría resultar en una relajación gradual de los precios en las renovaciones de 2025 (reaseguro). A pesar de esta posible suavización, se espera que los márgenes subyacentes del sector se mantengan fuertes, especialmente en las líneas relacionadas con daños catastróficos y los riesgos más complejos.
Uno de los factores que podrían contribuir a la estabilidad del mercado es la disciplina en la suscripción. Las reaseguradoras han adoptado un enfoque más riguroso para limitar su exposición a riesgos secundarios relacionados con el cambio climático, como incendios forestales y tormentas severas, lo que ha ayudado a proteger sus balances frente a las pérdidas más volátiles (reaseguro). Este enfoque disciplinado continuará siendo esencial a medida que el impacto del cambio climático siga creciendo.
Munich Re, por su parte, proyecta un crecimiento moderado para el mercado global del reaseguro, con una tasa de crecimiento ajustada por inflación del 2%-3% anual durante los próximos tres años (reaseguro). Este crecimiento será impulsado por el aumento de la demanda en regiones como Asia-Pacífico y América Latina, donde los proyectos de infraestructura y energía renovable están generando una mayor necesidad de cobertura de reaseguro. En cambio, el crecimiento en Europa y América del Norte podría ser más débil, debido a la saturación del mercado y la estabilización de precios en ciertas líneas.
Swiss Re espera que la demanda de protección siga aumentando, especialmente en áreas como la cobertura cibernética y los proyectos de ingeniería, donde el auge de las energías renovables y la digitalización han creado nuevas oportunidades para las reaseguradoras(reaseguro). El mercado de reaseguro cibernético, en particular, está preparado para seguir creciendo debido a la creciente sofisticación de los ciberataques y el aumento de la conciencia sobre la importancia de la seguridad digital.