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Director técnico de LLUCH & JUELICH CORREDURíA DE SEGUROS S.L.
Hace días saltaba la alarma: cerca de un 35% del canal corredores español puede que haya traspasado una línea roja al recurrir a la figura del auxiliar en cascada o, seamos más claros, en un formato de venta piramidal.
Desde tiempo atrás, vengo denunciando que hay corredurías -alguna hoy ya es agencia vinculada- que han montado sistemas de venta de productos de seguro, incluido ahorro, basados en redes piramidales de auxiliares, en las que existe el auxiliar, del auxiliar, del auxiliar... y así hasta contar 7 niveles por debajo del mediador registrado. No se trata solo de un engendro, por el que unos ganan con el trabajo que hacen los de la base de la pirámide gracias a actuar como esos banderines de enganche de la Legión. No, además, se produce otro efecto muy tóxico -especialmente en ahorro e inversión- con una doble componente: por una parte, quien está realmente vendiendo ese producto -lo de “asesorar” sería una ficción demasiado dolorosa- carece de formación Nivel 1 en todos los casos que conozco, pero, además, ese modelo de venta -en que quien obtiene el contrato debe retribuir a todos cuantos están por encima en su red- es demoledor para los intereses del cliente, tanto por el elevado comisionamiento que exige, como por depender de acuerdos de distribución con que conseguir sobrecomisiones que permitan el esquema dañando el deber de independencia, como por darse en un entorno de tipos incapaz de taponar la hemorragia que ocasiona esa mordida. Las pérdidas en caso de rescate hablan a gritos de algo que se parece demasiado a la apropiación indebida.
No obstante, y por si fuera poco, estamos de lleno en el tiempo de las corredurías agregadoras, esas que no basan su crecimiento en el negocio orgánico sino ofreciéndose como paraguas protector ante la inundación de obligaciones formales y tecnológicas que asfixian a las más pequeñas y medianas. En estas, la correduría absorbida pasa a ser un auxiliar externo que ejerce bajo la “J” de la agregadora. Pero, ¿qué ocurre si ese corredor tenía auxiliares? Pues que estamos ante un nuevo esquema piramidal, más chato si cabe, pero el apilamiento de auxiliares resulta obvio.
Supongo que acabará pasando lo de siempre, en un país en el que se bendice el surrealismo, por desconcertante e ilógico que sea, en lugar de poner orden en aras a proteger al cliente. Lejos de verlo como intrusismo y elemento contaminante y lesivo para la reputación del sector, nos arrimamos al modelo incluso promoviéndolo desde las instituciones. Curioso.
En México se considera que la existencia de auxiliares supondría “arriendo de título” y, por ello, es quien cuenta con el conocimiento certificado quien debe asesorar al usuario de un servicio, el seguro, con el que se pretende garantizar la supervivencia de una cierta calidad de vida o, si hablamos de empresas, de continuidad de negocio.
¡Casi ná!