Las personas no se van de las empresas, se van de los jefes

Juan Antonio Martínez Gijón
Socio de AMG Human y Sportalent - juanantoniomartinez@amghuman.com

Ahora que asoman las tan ansiadas vacaciones de verano, puede ser un gran momento para que los responsables de equipos podáis pensar en vuestra gente y en cómo lograr que se queden contigo, y, sobre todo, que deseen trabajar en tu empresa.

Aunque mi fin es conseguir talento inquieto que se lance a nuevos movimientos, creo que es justo dar algunas pistas de cómo fidelizar a las buenas personas del equipo. Teniendo claro, eso sí, que fidelizar no es solo lograr que la gente se quede… sino lograr que se queden las personas adecuadas.

Voy a comenzar con dos preguntas clave: ¿Qué tipo de equipo quiero tener cuando vuelva en septiembre? ¿Cómo puedo cuidar a los buenos y soltar a los que no aportan, sin forzarlo?

Yo evitaría de entrada prácticas habituales que no funcionan porque sí: subidas salariales sin propósito, eventos forzados de team building, cultura empresarial en PowerPoint pero no en la realidad o retención basada en el miedo al cambio.

Y aplicaría herramientas que tienen un alto grado de satisfacción: dar feedback real y frecuente (positivo y constructivo); hacer que tus empleados se sientan vistos y escuchados (poner medallas a los que las merecen); revisar expectativas, cargas y prioridades de manera transparente; y apostar por la autonomía. Como en muchas ocasiones menciono, las personas no se van de las empresas, se van de los jefes.

Trabajo prevacacional

Como ideas antes de vacaciones propondría:

1. Hacer una entrevista de sentido a las personas clave, preguntando: ¿Qué te ilusiona hoy de tu trabajo? ¿Qué cambiarías? ¿Qué harías si fueras tú el jefe? Creo que nos permitirá sacar brillantes conclusiones.
2. Premiaría la sinceridad, creando un canal anónimo para que los empleados digan lo que realmente piensan sobre la cultura, su jefe y su rol, premiando con un regalo o bonus las respuestas útiles y concretas.
3. Ofrecer una “ventana de salida elegante”, diseñando un programa en el que empleados no alineados puedan irse con apoyo, incluso con parte de su bonus si se marchan de forma pactada. Parece radical, pero evita “quedarse por miedo” y abre un espacio para el talento real.
4. Realizar encuestas indirectas, preguntando: ¿Qué haría que un colega tuyo se fuera de aquí? o ¿Qué haría que tú nunca te fueras?

Con este propósito, como responsable de equipo, debes hacerte algunas preguntas antes de vacaciones: ¿A quién echaré de menos si se va este verano y no vuelve? ¿A quién no extrañaría… y por qué sigue aquí? ¿Qué tipo de equipo quiero tener en septiembre?

Como líder, debes tomar decisiones difíciles pero estratégicas, y el verano es un buen momento para discernir, alejado del “ruido” habitual. Podrías dejar un pequeño encargo a quienes valoras de verdad: plantearles, por ejemplo, que piensen durante sus vacaciones en lo siguiente: Si tuvieras que reinventar la empresa desde cero, ¿qué te haría querer estar en ella?