El buen gobierno corporativo

María Dolores Pescador
Presidenta Ejecutiva Logalty Group/ Directora del Curso de Buen Gobierno Corporativo de Entidades Aseguradoras de INESE Formación.

En un mundo empresarial marcado por el cambio constante y la irrupción de nuevos desafíos, recordamos las palabras de Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. (*). Este adagio resuena con fuerza en la mente de los líderes empresariales, quienes han protagonizado transformaciones de gran calado en la naturaleza y el alcance del gobierno corporativo.

La historia nos ofrece lecciones dolorosas, desde la caída monumental de Enron en 2001, cuyo valor en bolsa rozaba los 65.000 millones de euros (equivalente a Banco Santander) y que se llevó por delante a la firma de auditoría de Arthur Andersen, hasta la Gran Crisis del 2008, en la que más de 27 países se vieron seriamente afectados por una crisis bancaria que se trasladó a la economía real con un impacto en el patrimonio de millones de personas difícil de calcular.

Pues bien, cuando buscamos las causas que originaron los escándalos financieros de los que hablamos, en todos los casos nos encontramos con serios fallos del gobierno corporativo. 

Por un lado, los Consejos de Administración no ejercían la labor de supervisión a la que habían sido llamados: escasa preparación, insuficiente documentación y ausencia de espíritu crítico eran tres de los principales fallos que se detectaron en la Gran Crisis. Por otro lado, los Comités de Dirección habían pecado de una asunción de riesgos desmesurada, una visión cortoplacista del negocio, situaciones de conflicto de interés y, en la mayoría de los casos, escasa asunción de responsabilidades.

De este modo, en los últimos años no solo los reguladores y supervisores, sino también otras partes interesadas, como son los inversores, clientes y la sociedad en su conjunto, son más conscientes que nunca de las ventajas de un gobierno corporativo sólido que dibuje una hoja de ruta firme.

Así, el Buen Gobierno Corporativo incluye áreas tan relevantes como:

• Dar el “tono desde arriba”, es decir, impulsar una cultura ética de responsabilidad y rendición de cuentas desde la alta dirección hasta el último empleado, que incluya políticas de remuneración y cauces para la detección de prácticas deshonestas.
• Abrazar la transparencia como un valor corporativo por sí mismo, mediante la divulgación de la información, tanto financiera como no financiera, porque, cuando las empresas son transparentes, se reducen las prácticas poco éticas o incluso fraudulentas.
• Fortalecer la gestión de riesgos a todos los niveles, de forma que se identifiquen, evalúen y mitiguen los riesgos a los que está expuesta la entidad, evitando situaciones de vulnerabilidad ante eventos inesperados.
• La gestión proactiva de los inevitables conflictos de interés entre directivos, consejeros, clientes y la propia entidad, estableciendo políticas y procedimientos claros para identificarlos y gestionarlos.
• La promoción de la diversidad en los Consejos, como medida eficaz para evitar los peligros del pensamiento grupal (groupthinking).

Podemos decir que el Buen Gobierno Corporativo no es simplemente un conjunto de prácticas regulatorias, sino un compromiso profundo con la integridad, la responsabilidad y la visión de largo plazo, imprescindible para garantizar la sostenibilidad de las empresas. Es la promesa de un mundo empresarial más ético, resiliente y equitativo con los intereses del conjunto de la sociedad en la que se desarrolla su actividad. 

De esta forma, el éxito ya no se mide exclusivamente en términos de resultados financieros, sino también en la capacidad de generar confianza y de ser acreedores de una reputación intachable.