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Juan Surroca Casas
Responsable de Transportes en Nacional Re
El transporte refrigerado se ha incrementado en los últimos años, con un número cada vez mayor de mercancías que se mueven a temperatura controlada o atmosférica, como son los medicamentos, el vino, la carne, el pescado o las frutas y hortalizas. Este crecimiento es debido a diversos factores, un mayor margen que la carga seca, la importancia de España como uno de los mayores productores mundiales de frutas y hortalizas, así como la apuesta decidida de las navieras y los operadores logísticos por el frío.
Con el fin de analizar los potenciales peligros que acechan a esta tipología de mercancías, resulta necesario distinguir las principales categorías de mercancías refrigeradas: mercancía enfriada (chilled food), como pueden ser frutas, vegetales, flores o medicamentos; y mercancía congelada (frozen food), principalmente carne y pescado. Estas mercancías son susceptibles a múltiples riesgos, entre ellos, los siguientes:
Por todo ello, resulta de vital importancia llevar a cabo una buena suscripción, así como la aplicación de los condicionados específicos según el tipo de mercancía a transportar. De cara a la suscripción del riesgo debemos considerar una serie de elementos subjetivos: la tipología del tomador, la moralidad, profesionalidad y especialización del asegurado, la fidelidad (como cliente de una entidad aseguradora), los antecedentes del asegurado (siniestralidad, facturación), el interés en colaborar con la aseguradora en la resolución del siniestro, la posibilidad de recobro; y de elementos objetivos: una descripción detallada de la mercancía, los riesgos inherentes de la misma, la estadística de siniestralidad de la mercancía, el embalaje, la estiba, el medio de transporte empleado y la tipología del viaje. El análisis de estos elementos permitirá al asegurador fijar una prima y establecer unas condiciones adecuadas al riesgo.
A pesar de que el transporte de este tipo de mercancías es cada vez más seguro y eficiente, gracias al avance de las tecnologías y a la prevención de riesgos llevada a cabo por los operadores logísticos, siguen produciéndose incidencias, entre las que destacamos las siguientes:
Fallos de comunicación y de intercambio de información: uno de los errores más comunes en el transporte de este tipo de mercancías es la de saber si la temperatura está en grados Celsius o en Farenheit; estos fallos representan el 30% de los incidentes con mercancía refrigerada.
Falta de energía durante el viaje o fallo de la maquinaria en los contenedores frigoríficos.
Mala estiba de la mercancía e insuficiencia del embalaje. Aunque se trata de una exclusión típica de los clausulados más habituales, es importante estibar y embalar la mercancía de acuerdo con su naturaleza.
Dadas las peculiaridades de esta tipología de mercancías existen coberturas específicas, muy similares a las Institute Cargo Clauses, de uso generalizado en los seguros de transporte, pero adaptadas al transporte de mercancías enfriadas y congeladas. En 2017, el Joint Cargo Committee introdujo nuevos clausulados, tanto para mercancía congelada como para mercancía refrigerada (frozen/chilled), en línea con las nuevas Institute Cargo Clauses introducidas en el año 2009. Por último, en el caso de querer incluir la cobertura de guerra y huelgas, deben añadirse los condicionados específicos que existen para estos riesgos.
Por todo ello, aunque siempre es conveniente asegurar cualquier tipo de mercancía, en el caso de los productos congelados o refrigerados, el conocimiento técnico en la suscripción adquiere una importancia crítica, por el hecho de que se trata de mercancías perecederas y de que cualquier incidencia en la cadena del frío puede ocasionar daños irreversibles.