Campanar, luces y dudas

Juan Manuel Blanco
Director Editorial de INESE
@JuanMaBlancoG

Apenas se habían apagado los ecos de las últimas actividades de la exitosa Semana del Seguro 2024, que de forma casi monográfica se recoge en este número, cuando a todos nos sorprendía el incendio del edificio devorado por las llamas, con una voracidad y rapidez de propagación inimaginable, en el barrio valenciano de Campanar. Como ocurrió por ejemplo con el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el siniestro impactó más si cabe al ser retransmitido casi en directo por televisiones, radios y redes sociales. ¿Qué lecturas cabe hacer para el sector?

La primera es que la industria aseguradora supo estar en ese momento a la altura. No quiero poner a nadie por delante. Reaccionaron muy rápido las compañías, empezando por una Mapfre que poco más de 12 horas después del siniestro ya informaba que era la aseguradora de la comunidad y de un buen número de propietarios y que iba a adelantar apoyos e indemnizaciones para ayudar a quienes habían perdido todo. Lo mismo hicieron el resto de entidades implicadas (algunas me consta que ya estaban al lado de sus asegurados desde primera hora de la noche de ese funesto 22 de febrero). 

¡Y qué decir de los mediadores, empezando por el Colegio de Valencia y siguiendo por las asociaciones de corredores con mayor presencia en la zona, como ACS-CV o Aprocose, entre otras! Me parece que su nivel de implicación, compromiso, esfuerzo y solidaridad están fuera de toda duda. Creo que han demostrado como nunca lo que es estar al lado de sus clientes/asegurados/amigos. 

No sería tampoco justo olvidar la rapidez de reacción de organizaciones como Unespa o Apcas aportando información y asesoramiento profesional.    

Pero, junto a las luces de una buena capacidad de reacción, ahora vienen las dudas. La primera es la apertura de un debate social y técnico sobre los materiales y sistemas de seguridad o, para ser más precisos, sobre las características de algunos de ellos. Por lo pronto, los principales ayuntamientos ya han anunciado que revisarán edificios de características similares al de Campanar. Aquellos con las denominadas fachadas ventiladas o con materiales en el revestimiento que permitan la rápida propagación de las llamas o no sean ignífugos van a tener que cambiar. Lógico, demasiadas vidas (10) se han perdido ya en Valencia.  

Y hay otros tres debates por abrir. El primero es ¿qué va a pasar con el infraseguro que en el sector se sabe ya que había en Valencia en continente (¿con los 25 millones de suma asegurada es hoy suficiente para reconstruir un edificio de calidad como el siniestrado?) y en contenido (¿alguien se cree que tal y cómo está todo llega con 50.000/60.000 euros para todo lo perdida en alguna de las viviendas?)?  El segundo es si por mucha competencia que haya, y por rebajar 300 euros de prima a una comunidad, merece la pena que ésta pueda dejar en el aire su reconstrucción en caso de siniestro. Casi siempre, saber explicar a los vecinos la importancia de la actualización de las sumas aseguradas, sale a cuenta.

Otro debate final tiene que ver con la actuación, heroica quede claro, de los bomberos; este caso (con lo ocurrido a la familia a la que se recomendó volver al piso) pone de manifiesto que no todos los siniestros son igual y que cada día es más importante distinguir entre causa e intensidad.