Nos enfrentamos a un año de retos muy importantes tras todo lo ocurrido en 2020. La transformación tecnológica hacia un entorno digital, la globalización de las operaciones, la evolución de los mercados financieros y de los tipos de interés, así como los retos demográficos y de sostenibilidad marcarán, sin duda, la agenda en 2021. El sector asegurador tiene que ser capaz de ofrecer respuestas y soluciones a esos desafíos.
2020 ha sido un acelerador exponencial de tendencias, especialmente en el desarrollo digital, que ha cambiado, casi totalmente, la forma en la que nos relacionamos con los clientes, mediadores, colaboradores y también entre nosotros. El mundo postcovid va a desenvolverse en un entorno de incertidumbre acerca del grado y velocidad de la recuperación económica y de los mercados financieros, así como de la evolución de los tipos de interés, que continuará condicionando nuestra actividad, nuestra oferta y los resultados.
La mejora continua de la experiencia y de nuestro modelo de relación con el cliente serán centrales. La sociedad, tras atravesar la amarga experiencia de la pandemia, se ha vuelto mucho más consciente de lo importante que son los riesgos a los que estamos expuestos, y, consecuentemente, el papel esencial del Seguro: previsión, prevención y protección han entrado en una nueva dimensión. A partir de ahí, ya todo depende de nosotros; de que seamos capaces de ofrecer nuevas soluciones -preferentemente integrales a sus nuevas necesidades de cobertura- y con un grado elevado de personalización. Todo eso abre muchas posibilidades y nuevas oportunidades, pero sólo si nos apoyamos en un doble fundamento sólido: primero, la capacidad de tradición, lo que significa, mantener la fiabilidad y eficacia en la excelencia de productos y servicios que forma parte de nuestra esencia aseguradora. Y, después, la capacidad de innovación, a través de mejora y adaptación de nuestras soluciones, canales, servicios y modelo de relación a la evolución permanente de la sociedad. En este sentido, los avances que logremos en el análisis inteligente de la información disponible serán determinantes. Y una constatación más: en el mundo postcovid la sostenibilidad es un objetivo clave, en que debemos afrontar de forma responsable los grandes retos en materia medioambiental, social y de gobernanza.
Digitalización y ciberseguridad
El otro factor decisivo será, como es evidente, mantener los planes de digitalización y priorizar su ejecución. Hemos avanzado bastante en ese objetivo durante 2020, ha aumentado exponencialmente el ritmo de cambio, ahora todo sucede más rápido. La tecnología, en su versión digital, ocupa ya una posición mucho más relevante en nuestro patio de operaciones. Todos hemos acelerado nuestros procesos de transformación digital y cultural y tendremos que seguir poniendo foco en ello durante 2021. Pero eso ha traído también nuevos riesgos. La ciberseguridad se convierte, así, en una de nuestras prioridades estratégicas que debe contribuir a garantizar la continuidad de nuestras operaciones en un entorno de máxima seguridad de nuestros servicios de información y de la protección de los datos de nuestros clientes y usuarios.
¿Lo conseguiremos…? Seguro que sí. I
ANDRES ROMERO PEÑA.