La pandemia ha acelerado la transformación digital de las empresas y ha aumentado la exposición a los riesgos cibernéticos, poniendo de relieve la necesidad de disponer de coberturas apropiadas. Nadie se salva. Pymes y autónomos ya son conscientes de que el ciberriesgo no sólo afecta a las grandes corporaciones. Eso sí, el Seguro deberá avanzar al mismo ritmo que los riesgos derivados de las nuevas tecnologías para minimizar sus consecuencias. Hay pues base para crecimiento exponencial de estos seguros.
Las nuevas tecnologías facilitan la vida de las personas, permitiendo realizar tareas cotidianas con mayor velocidad y agilidad. Muchas de sus aplicaciones tienen que ver con ordenadores, teléfonos, domótica, multimedia, realidad virtual. Volverse digital no sólo es relevante para sectores como la tecnología, los medios de comunicación o el entretenimiento, sino también para los dispositivos móviles, los análisis, las redes sociales, los sensores y la informática en la nube, que han cambiado el panorama empresarial tal y como lo conocemos, incluyendo el Seguro.
El sector se enfrenta a numerosos retos en el entorno de las nuevas tecnologías. Los hábitos de consumo y la forma de comunicarse con el cliente han cambiado. La digitalización supone enormes ventajas, pero, a la vez, entraña riesgos y la necesidad de seguridad en estos entornos es una oportunidad para desarrollar seguros que permitan a empresas y consumidores minimizar los peligros a los que se ven expuestos. Aquí es clave el papel que aseguradoras y agencias de suscripción pueden jugar tanto en la prevención como en la mitigación de los riesgos que surgen en el entorno digital. Y es clave también su rapidez de respuesta.
A pesar de la necesidad de adaptación permanente y rápida, Luis Alonso, suscriptor de Ciberriesgos de QBE, apunta que no hay que perder de vista la base de los seguros de ciber, que es la protección del daño propio del asegurado y del tercero que pudiera verse afectado. “Por mucho que avance la tecnología, y aunque las cláusulas se adapten a la nueva terminología, a los nuevos conceptos o a las nuevas funcionalidades, se seguirá requiriendo un seguro de ciberseguridad que cubra la protección de la información confidencial, que dé soporte ante vulneraciones de privacidad de los datos o que compense la pérdida de beneficio ocasionada por un incidente cibernético, independientemente de la nueva tecnología o el nuevo hardware que estén actuando”.
La transformación digital ya era un asunto planteado desde hace años en todas las empresas, pero la situación derivada de la pandemia ha acelerado enormemente este proceso. Tanto las empresas como los consumidores se han visto obligados a volverse digitales en un momento en el que el mundo físico ha dado un paso atrás, adaptando sus negocios a las necesidades de sus clientes y poniendo a disposición de sus trabajadores las herramientas necesarias para el teletrabajo, en muchos casos sin haber tenido tiempo para hacerlo con las garantías suficientes. El ‘Informe de Ciberpreparación 2021’, de Hiscox, indica que el porcentaje de empleados con acceso a teletrabajo en España pasó del 13% al 57% en el último año, y concluye que casi la mitad de las organizaciones españolas afirma que tanto esta nueva manera de estar conectado y el uso de tecnología colaborativa han generado una mayor vulnerabilidad frente a incidentes ciber.
DATOS DE REFERENCIA
• MAPFRE cifra en más de 6 billones de dólares es el coste que, a nivel mundial, tendrán los ataques cibernéticos en 2021.
• El 60% de las pymes objeto de un ataque sufren tal impacto en su cuenta de resultados que no logran reponerse y han de cerrar.
• Según el Informe ‘Hiscox Ciberpreparación 2021’, más de la mitad (53%) de las empresas españolas han notificado un incidente ciber en los últimos doce meses, con un coste medio anual que está en torno a los 10.000 euros.
• Los ataques con ransomware tuvieron un coste medio para las empresas españolas de 30.000 euros. La gestión de 8 de cada 10 de estos casos superó los 3 días para que la organización recuperara la actividad; en 1 de cada 10 superó el mes.
• El 55% de las reclamaciones gestionadas por la entidad se debieron a errores humanos.
• 7 de cada 10 siniestros fueron provocados a través de ingeniería social (39%), ataques a la cadena de suministro (21%) y email corporativo comprometido (10%).
Transferir el riesgo
El teletrabajo ha incrementado la exposición a riesgos cibernéticos y está poniendo en valor la importancia de disponer de cobertura adecuadas. En los últimos meses se han conocido algunos sonados casos de ataques cibernéticos que han generado importantes pérdidas y daños a la imagen y reputación de las compañías. Las crisis se han tenido que resolver en plazos muy cortos para reducir los efectos negativos, y han puesto de manifiesto la necesidad de transferir dicho riesgo para proteger la cuenta de resultados.
Para Hélène Dussarté, Liability Manager en Allianz Seguros, el teletrabajo ha evidenciado “la actual falta de madurez en ciberseguridad, obligando a intensificar las partidas e inversiones en ciberseguridad de las empresas, incluyendo los ciberseguros, nuevas ayudas públicas…”. La pandemia y la situación sobrevenida de teletrabajo ha afectado en particular a las relaciones comerciales, pero, según Andrés Martínez, director del Área Legal y Compliance, en Dual Ibérica, “la fantástica respuesta que el sector ha dado, trabajando en remoto, ha paliado estas dificultades”, y se muestra convencido de que se ha sabido aprovechar “las virtudes del trabajo en casa y minimizar sus inconvenientes”.
Los ciberataques han registrado un aumento muy significativo en España a raíz de la pandemia. Las pymes y autónomos comienzan a tomar conciencia de que el ciberriesgo no sólo afecta a las grandes corporaciones. Se prevé que las pequeñas y medianas empresas incluyan estos seguros de manera masiva en sus portfolios, siendo, por otro lado, las más vulnerables a los ciberataques.
Es necesario gestionar adecuadamente estos riesgos en todos los ámbitos. La previsión de crecimiento de estos seguros es exponencial y dependerá de la progresiva concienciación, de los eventos ocurridos y del asesoramiento que reciban las empresas aseguradas. Según Standard & Poor’s, estos seguros podrían crecer para 2025 sobre un 20-30%. Carolina González, subdirectora técnica de Responsabilidad Civil y Contingencias Low Market de Mapfre, señala que, para el Seguro, “se trata de una oportunidad para el desarrollo de coberturas adaptadas a las necesidades de las empresas”.
Desde Hiscox, se explica que el mercado de ciberseguros se encuentra en un momento algo más complicado que en años anteriores. Su responsable de riesgos Ciber, Alan Abreu, apunta que los reaseguradores están endureciendo las condiciones, “por lo que las compañías estamos constantemente adaptando nuestras políticas de suscripción y, ahora más que nunca, confirmando que los asegurados tienen puestas en marcha medidas internas y procedimientos de ciberseguridad”. Por eso, subraya que ofrecen a sus clientes una solución más completa “con servicios de prevención y formación en ciberseguridad”.
Pérdida de datos personales, daños informáticos, interrupción del negocio, reputación, riesgos asociados a las nuevas tecnologías
Papel de la IA
La Inteligencia Artificial (IA) representa la evolución y revolución más importante desde la aparición de la informática. Los expertos hablan de que lo va a cambiar todo. Accesos biométricos, aprendizaje y repetición de conductas, simulación de entornos de realidad aumentada, chatbots de atención personalizada, conducción automática, mejora de los recursos disponibles de forma más optimizada… son sólo algunas de las opciones disponibles con su uso. El desarrollo y las prestaciones que vienen, o ya están aquí, son impensables y el consiguiente impacto que se puede producir ante brechas de seguridad es incalculable.
La IA no es buena ni mala en sí misma; dependerá del uso que se le dé. Puede aumentar la eficacia y la productividad de las empresas, también la del sector asegurador, y ayudar a mitigar riesgos muy complejos. El problema es que, por un lado, será un nuevo punto de acceso por el que pueden llegar los ciberataques y, por otro, esta tecnología también podrá estar al servicio de los ciberdelincuentes para llevar a cabo sus planes al permitirles detectar patrones de comportamiento en las víctimas que las hagan más vulnerables y haciendo que el nivel de sofisticación y complejidad de los ciberataques sea cada vez mayor.
Teniendo en cuenta la cantidad de datos que maneja, uno de los principales riesgos es la pérdida de la privacidad si no se protege adecuadamente la información sensible. El riesgo de robos o la venta de datos a raíz de los algoritmos generados por esta tecnología hace que la privacidad, según los analistas, sea uno de los pilares fundamentales que deben tener protegidos las empresas. Además, el uso de la IA va a dificultar aún más la determinación de los causantes del daño en responsabilidad civil.
Pero, mientras todo lo relacionado con la IA va evolucionando, los expertos coinciden en que las Administraciones deberán estar muy atentas a su regulación y la industria aseguradora a dar respuesta a sus riesgos. I